Los niveles de dependencia del touroperador (2)

2º nivel: La dependencia entre destino y touroperador

En la primera parte del artículo se trató el pimer nivel de dependencia del touroperador, entre hotelero y touroperador, diferenciando entre los dos factores principales “grado de fidelización del cliente” y “canales alternativos de comercialización”.

En el segundo nivel de dependencia, entre destino y touroperador, tienen especial incidencia otros dos factores: el grado de fidelización del cliente hacia el destino y/o el grado de importancia que tenga para el destino el número las plazas aéreas vinculadas directamente al touroperador. Si en el anterior nivel tratábamos el caso de la salida de un hotel del catálogo de un TO, en este caso la salida sería a nivel de destino. ¿Puede el TO desviar sus capacidades aéreas (y, con ello, sus capacidades alojativas contratadas) parcial- o totalmente a otro destino? Sí que puede. Un ejemplo de ello tenemos en la primera crisis turística de gran relevancia de Gran Canaria (y del resto de España) de 1979 a 1981. El régimen de Franco regulaba los precios de los establecimientos turísticos, de manera que en 1978, con la liberalización de los precios, se producen subidas de las tarifas entre 35% y 60%. Al año siguiente, en 1979,  se produce la “crisis de liberación de precios” (entre algunos hoteleros denominada “crisis boicott”), a consecuencia de los espectaculares aumentos de precios. Los Touroperadores desviaron la contratación de sus capacidades, y con ello a sus clientes, a otros destinos con el fin de contener el aumento de precios. En este periodo la comercialización de la cama turística, y toda la campaña de marketing del destino, era gestionada casi en su integridad por los Touroperadores, los cuales disponían de gran influencia en sus respectivos mercados, la cual a día de hoy no han perdido.

Si bien el TO ha jugado, y sigue jugando, el principal papel en la comercialización de nuestro destino, es una empresa de lucro que optimiza sus beneficios, como cualquier otra empresa.  En sus declaraciones del 14.11.10 el Sr. Caspers mencionaba: “El TO es un gran partner para todos,…, y si puede agregar destinos nuevos, si puede aumentar su márgen en materia de calidad o en materia económica, pues lo hará, y, por ejemplo, Canarias corre el riesgo de perder”. A pesar de poder lograr un destino una alta asiduidad del cliente (fidelización al destino), el factor “plaza aérea” sí supone una clara restricción para el destino, ante todo si es el único medio de transporte al destino.

Durante la última década la oferta de plazas aéreas de bajo coste ha reducido el nivel de dependencia del Touroperador en este segundo nivel. Si bien con ellas ha aumentado la oferta de plazas aéreas no vinculadas al Touroperador, se abre otra problemática: las repercusiones en el poder competitivo de las líneas aéras tradicionales derivadas del favorecimiento en condiciones a las líneas de bajo coste (p.ej. al vincular las tasas al incremento de plazas por temporada). Algunos problemas muy actuales, como la huelga del handling de Iberia, podrían venir influenciadas por intentar mantener competitividad contra las mejores condiciones de las líneas de bajo coste.  Y no olvidemos que la línea de bajo coste es una empresa de lucro, igual que el TO, que cambia de bases por criterios de optimización de sus beneficios y, como hemos podido ver en varios casos, con bastante más rapidez que un TO. Con las líneas de bajo coste se ha conseguido disminuir algo el grado de dependencia del TO, pero se ha abierto otra dependencia a otro partner con bastante mayor flexibilidad y rapidez en cambios de destino, comparado con los TTOO que suelen tener una larga trayectoria de apoyo al destino.    

En definitiva, en el primer nivel de dependencia del TO (hotel –> TO) posiblemente al hotelero le quede bastante márgen para reducir el grado de dependencia al mínimo (si ha efectuado una adecuada política de fidelización del cliente y/o aumentando los canales alternativos de distribución), mientras que en el segundo nivel de dependencia del TO (destino –>TO) es bastante más difícil  reducir el grado de dependencia, pues la solución no pasaría sólo por aumentar la fidelización del cliente al destino, sino también por desvincular la oferta de plazas aéreas de intereses que pueden ser susceptibles a variar de destino. Según el Sr. Caspers esto supone “que el destino trabaje con propias aerolíneas”, lo que, sin duda, es bastante más complicado de realizar, por lo que esta dependencia en el segundo nivel continuará, de momento, manteniéndose como una de las principales amenazas del destino.

(ver primera parte del post: «La dependencia entre hotelero y touroperador»)


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