Optimismo turístico para el 2011
¿Cuando acabará la crisis turística? Es la pregunta del año, a la que habría que responder: ¿Cuál de las dos?, pues desde el 2008 se han solapado dos crisis turísticas, que si bien tienen causas muy diferentes, se suman en sus efectos sobre la economía canaria.
Constantemente somos confrontados con la crisis económica internacional, como si fuera el único factor desencadenante del descenso de visitantes a Canarias, como si la recesión de visitantes durante la primera década de los 2000 y las astronómicas cifras de desempleo de finales de la década tuvieran causas puramente exógenas. Pero lo cierto es que a partir del 2008 la crisis económica (crisis coyuntural) se solapa a otra crisis ya existente con anterioridad, una crisis de destino turístico, que es propia de un destino que ha alcanzado su fase de madurez. En 1999 Gran Canaria alcanza su número máximo de visitantes extranjeros (3,14 mill.) y a partir del 2000 el número de visitantes desciende una media de un 2% anual, hasta el 2009, donde desciende un 12,51%. Por tanto, a partir del 2008 una crisis turística de tipo económico se produce dentro de un periodo de madurez del destino, es decir, una crisis sobre otra crisis. Es importante diferenciar entre los desequilibrios causados por factores coyunturales (factores económicos, político-militares,…) y los derivados de una crisis de destino maduro: los segundos tienen una manifestación de mayor permanencia temporal y son de corrección más difícil, mientras que los desajustes coyunturales aparecen repentinamente por circunstancias múltiples y no sujetas a ninguna ley ni principio general, siendo normalmente de carácter temporal.
La crisis de mayor prevalencia, la crisis de destino, presente en Gran Canaria desde el 2000, tiene como causa una pérdida gradual de competitividad turística internacional, en la cual influyen, por un lado, factores externos, como la entrada de productos turísticos en el mercado internacional en destinos que son muy competitivos en precio y modernidad de sus instalaciones, y, por otro lado, factores internos, que están directamente vinculados a la gestión del destino (infraestructuras, política de crecimiento turístico, desarrollo de productos turísticos,..). La competitividad puede ser vista como una balanza, un lado de la balanza depende de la gestión de los factores internos (p.ej. el mantenimiento de las infraestructuras turísticas), y el otro lado de la rapidez y calidad de evolución de los factores externos (p.ej. el desarrollo de productos hoteleros innovadores en destinos competidores). Los principales factores internos que han causado la pérdida de competitividad de Gran Canaria son:
1) la intervención de la Administración en el mercado
2) la falta de renovación de infraestructuras
3) la falta de desarrollo de una oferta de ocio complementario
4) la falta de desarrollo y diversificación de productos turísticos
5) la falta de innovación (alojativa y de destino).
Si en el 2009 los efectos de ambas crisis se sumaban en sus efectos negativos, en relación al saldo de los efectos de ambas, ¿qué nos espera en el 2011?
En el 2011 se prevee una recuperación de turistas en relación a los visitantes perdidos en el 2009 a causa de la crisis económica, es decir, se espera el reestablecimiento de al menos la situación anterior al 2009. La recuperación económica en los países europeos emisores de turismo se hace notar claramente en un aumento de visitantes. Se habla de una recuperación en el 2011 de más de un millón de visitantes a Canarias (recordemos que en el 2009, con relación al 2008, se perdieron 1,23 mill. de visitantes). Por ello, el saldo de los efectos de ambas crisis se prevee que para el 2011 va a ser claramente positivo, pero no por ello debemos olvidar que el desequilibrio exógeno del 2009 (crisis económica global) se está reestableciendo, principalmente, también de forma exógena (gracias a la recuperación de las economías de los países emisores). Los efectos negativos de esta crisis económica empiezan a perder fuerza, pero aún queda la otra, la de la competitividad, que podría continuar con su progresión, si no se toman las medidas que eviten el declive.
Pero también en este sentido tenemos motivos para ser optimistas: En el caso de la rehabilitación de las infraestructuras, ya se puede palpar el comienzo de la renovación con proyectos menores en un principio, en vez de faraónicos macro-proyectos, que se espera que generen confianza empresarial y sean seguidos por rehabilitaciones alojativas y proyectos mayores. En el caso de la oferta de ocio complementario e innovación, proyectos como el Parque “Kokoon” en Arguineguín (moderno parque de ocio deportivo con hospital, etc.) hacen presagiar que Gran Canaria pronto dispondrá de productos innovadores de ocio como atractivo diferenciador del destino. Todo ello repercutirá en un mayor poder de desarrollo y diversificación de los productos turísticos. Sin embargo, y dado que se prevee que la intervención de la Administración (con su máxima manifestación en la moratoria turística) proseguirá, también continuarían sus efectos de desequilibrio en el mercado (restricción a la reestructuración alojativa hacia la cama hotelera, limitación de la modernización e innovación alojativa, progresiva pérdida de camas totales del destino, limitación en la creación de productos turísticos ligados a la cama hotelera moderna, creación de situaciones de oligopolio,…). Para que la recuperación de la competitividad se pueda enfocar con éxito, es necesario que también este condicionante de la competitividad sea adaptado a una estrategia de progreso propio de la segunda década de los 2000, para lo cual debe ser flexibilizada y delimitada la intervención.
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