ITB 2025(3): Overtourism y tasa turística

En esta última parte de las crónicas sobre la última ITB destaco algunas reflexiones sobre el overtourism (sobreturismo), que si bien no fue un tema de primer orden de la ITB con tan sólo una mesa de debate dedicada a este fenómeno (ver post anterior), sí fue un aspecto transversal en varios debates y controvertidas declaraciones institucionales, así como un tema destacado del estudio del ADAC 2025.  

El overtourism es uno de los aspectos analizados por el informe ADAC 2025.

El informe del ADAC 2025

El ADAC durante varios años publicó estudios turísticos coincidiendo con la ITB.  La mayor parte del exhaustivo estudio de este año coincide con las previsiones positivas para los viajes de los alemanes que auguraba el Reisenalyse 2025, ver 1ª parte de esta serie (nota: los estudios son de marzo, antes del inicio de la guerra de aranceles). No obstante, el ADAC incluyó un extenso apartado final sobre el overtourism:

Un 47% de los encuestados ya conocía el término «overtourism» (un 52% no sabía nada de él y un 1% no contestó). De ese 47% la amplia mayoría, un 41%, lo conocía  a través de los medios, un 12% por relatos de residentes de destinos turísticos, otro 12% por haberlo vivido personalmente en sus vacaciones y un 8% por relatos de otros turistas (la pregunta permitía respuestas múltiples).  A ese 12% que ha vivido alguna forma de saturaciones en sus vacaciones se le preguntó expresamente si ello influyó negativamente en su experiencia vacacional, a lo cual asintieron un 75% (19%: «sí, muy negativamente»; 56%: «más bien sí»), mientras un 23% se repartieron las contestaciones de «no» y «más bien no» (lo cual era de esperar, pues si lo han percibido, probablemente les haya influido negativamente).

Un 12% de los encuestados alemanes por el ADAC vivieron alguna situación de overtourism, de los que un 75% sufrieron una merma de su experiencia vacacional.

Nótese que si hablamos de saturaciones turísticas percibidas por el turista, aludimos a la «capacidad de carga psicológica de un destino», una de las cinco capacidades de carga comentadas en posts anteriores.

Overtourim y tasa turística: influencia en la decisión del viaje 

El 61% de los turistas encuestados aseveró «evitar destinos que podrían estar saturados», que es una cifra importante. El ADAC también preguntó por la influencia de una tasa turística, en el sentido original del concepto, es de decir, una tasa de acceso a determinados espacios, como al «casco viejo de la ciudad». En este caso, el 55% de los encuestados aseguró que, en tal caso, cambiaría de destino, mientras que el 37% aceptaría el sobreprecio.

55% de los encuestados afirman que cambiarían de destino vacacional si el destino introduciría una tasa turística

No obstante, otra pregunta sobre la finalidad de los ingresos de una posible tasa turística de acceso cambió el sentido de la respuesta de los encuestados: ahora un 55% asegura que «el sobreprecio sería aceptable si los ingresos fuesen utilizados para contrarrestar los efectos negativos del turismo» (p.ej. en protección de la naturaleza) y un 16% también se mostraría de acuerdo con un pluscoste «si los ingresos vuelven a fluir al turismo» (p.ej. en infraestructuras), lo que suma un 71%. En el extremo contrario tenemos un 16% que no vería aceptable una tasa turística, pues «los turistas ya traen mucho dinero a la región». 

La argumentación de que los ingresos de una tasa turística sería reinvertida en el turismo tan solo obtiene la negativa de un 16%.

Esta aparente contradicción entre las respuestas a ambas preguntas no es interpretada por el ADAC, por lo que vamos a darle aquí una posible interpretación:  

El dilema de las preguntas sobre intenciones de comportamientos

En las encuestas turísticas nos encontramos preguntas sobre comportamientos ya realizados en el pasado y algunas sobre intenciones futuras. Las primeras tienen más probabilidad de obtener respuestas fiables (aunque el encuestado puede no decir la verdad, de ahí las «preguntas control»), mientras que las preguntas sobre intenciones futuras tienen un gran margen de inseguridad, especialmente cuando se incluye alguna componente, como la sostenibilidad, que puede incitar a una «respuesta socialmente deseada«, es decir, donde el encuestado puede tender a contestar en una dirección para «no quedar mal» (aunque en la realidad quizás actuaría de otro modo).

Esto lo pudimos ver claramente en los estudios de los últimos años del Reisenanalyse en cuanto a sus preguntas sobre la selección de vacaciones sostenibles: por ejemplo, en el Reisenalayse 2019 el encuestado respondió que «la sostenibilidad es importante para él y que sus vacaciones deben ser sostenibles» (57%), pero cuando se le pregunta por un hecho pasado, en este caso si se ha guiado por los certificados de sostenibilidad para hacer su reserva o ha efectuado una compensación voluntaria del CO2, el porcentaje afirmativo cae en picado (4%). El Reiseanalyse clasificó este fenómeno como «el paradigma de la sostenibilidad«. Por ello, las preguntas con elementos que propicien posibles respuestas «socialmente deseadas» son complejas en cuanto a su representatividad, especialmente si posteriormente se quieren basar decisiones en dichos resultados.  

Paradigma de la sostenibilidad (intenciones versus realidad): mientras un 57% de los alemanes afirmó que quiere que su viaje sea socialmente responsable, preservador de los recursos naturales y respetuoso con el medioambiente, sólo un 4% reconoció que la sostenibilidad fue realmente un aspecto decisivo en la reserva del viaje (Fuente: Reiseanalyse 2019).

Esta podría ser la explicación del resultado, aparentemente contradictorio, del ADAC: en primera instancia sólo un 37% aceptaría una tasa turística, pero al incluir en la pregunta que los ingresos se destinarían a la reparación de la naturaleza y reinvertidos en el turismo el porcentaje aumenta al 71%. En el segundo caso, estamos ante una pregunta que implica una respuesta «socialmente deseada«, pues para el turista encuestado contestar que no aceptaría un sobreprecio para reinvertir en reparar lo que, supuestamente, él mismo habría degradado, podría implicar una muestra de falta de responsabilidad social. ¿Estaríamos aquí también ante un «paradigma de la tasa turística»?

Desde este blog expresamos la misma crítica al estudio que presentó Travelzoo en la ITB 2019 sobre la supuesta cantidad que estarían dispuestos los turistas a pagar por viajar a destinos «menos saturados» (según el estudio, los españoles estarían dispuestos a pagar entre 100€ y 300€ más por evitar «destinos saturados»).

Por tanto, debemos interpretar con prudencia los resultados de encuestas basadas en intenciones de comportamiento cuando implican respuestas «socialmente deseadas» y no dar por sentada su representatividad. En todo caso, estas encuestas siempre deberían incluir una pregunta-control sobre algún comportamiento ya efectuado, como lo ha hecho el Reiseanalyse en el tema de la sostenibilidad («¿en el último viaje ha hecho una compensación de CO2?»), con el fin de detectar contradicciones y así poder cuestionar o invalidar conclusiones derivadas de preguntas sobre comportamientos hipotéticos.

La elasticidad de precio de la demanda y la «masa crítica»

En cualquier caso, una estimación sobre la disposición del turista a aceptar subidas de precio de su paquete turístico tendría que ser evaluada de una forma más exhaustiva. Recordemos que en la primera parte del post comentamos la subida de la insatisfacción del turista alemán con los precios (2024: 32%; 2025: 43%) detectada por el Reiseanalyse, lo cual nos podría indicar un descenso de la elasticidad de precio, que en los últimos 3 años se mostró muy alta (es decir, el cliente aceptó aumentos de precios importantes en coches de alquiler, hoteles, etc.).

A pesar de que los impuestos turísticos no se han relacionado directamente con descensos de visitantes durante los últimos años en destinos europeos, la curva precio&visitante no es una curva plana (sería el caso de una demanda con elasticidad de precio infinita; ver gráfico 1/ curva E), ni tampoco necesariamente una curva lineal (a más de precio, menos visitantes, con comportamiento lineal y variando la inclinación según la elasticidad del precio; ver gráfico 1/ curvas L1, L2, L3).

En la realidad más bien podríamos estar ante una curva que en un momento dado daría un «salto», de manera que si se supera un cierto límite disuasorio (por un impuesto adicional o la suma de varios factores simultáneos), se podría registrar una pérdida sobreproporcional de visitantes, es decir, que se perdería de golpe la «masa crítica», ese turista de poder adquisitivo más bajo, que, no obstante, es necesario en la economía de escala que se ha construido en el caso de Canarias. Esto se esquematiza en el sector B del gráfico 2: 

Curva precio&visitantes: ¿rígida, degresiva lineal o degresiva «con salto»?

Si por la percepción del precio el turista estuviese ya ante el dilema de la sustitución del destino (simbolizado con el punto rojo del gráfico 2), la introducción de un impuesto turístico podría llevarnos al «sector B» del gráfico 2 y se podría producir un efecto disuasorio acentuado, tal como pedían los manifestantes del 20-A y del 20-O en sus pancartas y cánticos: «Fuera de mi casa, Sí ecotasa«, «Vete pa’ tu casa, queremos ecotasa«.

Por tanto, la consideración de un impuesto o tasa turística siempre debería estar basado en criterios objetivos (elasticidad del precio, ingresos tributarios y financiación adicional, efectos negativos de imagen, etc.) y nunca, en ningún caso, en encuestas sobre hipotéticas intenciones futuras (distorsionadas con respuestas «socialmente deseadas») o en objetivos populistas (ver: «Ecotasa populista y anti-turista«).

Overtourism: ¿es el fin del turismo?  

Este fue el título y la pregunta provocativa de la mesa de debate de la ITB 2025, con la que su organizador, el Prof. Harald Pechlaner, abrió la discusión (ver post previo de esta serie con vídeo de la sesión). Tuve el honor de participar en dicha mesa y en mi intervención negué el “fin del turismo” y clasifiqué al overtourism como una “piedra en el camino de la evolución” que precisa de gestión. En todo caso, no se debe confundir el turismo de masas con el turismo masivo. El primero no tiene que por qué ser negativo (si es bien gestionado), mientras que en el caso del turismo de masas determinadas capacidades de carga se han salido del equilibrio (en Canarias, básicamente, la social y la infraestructural) por no haber sido gestionadas durante mucho tiempo.  

Mesa de debate sobre overtourism en al ITB 2025

En la ronda final de propuestas comenté una “paradoja del sobreturismo”, o de la planificación estratégica en general, que se produce por el hecho de que los problemas de gestión de destino requieren de visiones a muy largo plazo (10-20-30 años), mientras que los planificadores del destino ocupan sus cargos por periodos mucho más cortos, estando sus decisiones a menudo influidas más por su reelección personal que por una planificación coherente para el destino, derivando ello en medidas con gran carga de populismo, fenómeno acentuado en Canarias en ámbitos como la residencialización o la tasa turística.

Finalmente, quiero recordar en este contexto el eslogan del Prof. Jafar Jafari (Doctor Honoris Causa de la ULPGC) sobre la relación entre residentes y turistas: “Un sitio bonito para vivir es un sitio bonito para visitar, y viceversa” (“A nice place to live, is a nice place to visit”). En consecuencia, si el sitio ya no es tan bonito para vivir, tarde o temprano ya no será tan bonito para visitar…. ¿quizás la pregunta provocativa del Prof. Pechlaner en la ITB no esté tan desacertada?

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Esta es la tercera parte de las crónicas de la ITB 2025:
Previo: ¿Es el fin del turismo? (mesa de debate)
1ª parte: Tendencias del mercado alemán
2ª parte: Destinos competidores y el clima de verano
3ª parte: : Overtourism y tasa turística

Estudio relacionado:






Estudio turístico del ADAC 2025 (versión íntegra; idioma: alemán)







Estudio turístico del ADAC 2025 (versión resumida; idioma: alemán)


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