Sostenibilidad turística y límites de población
Muchas gracias a Rosa Pérez Martell (Profesora de Derecho Procesal, Arbitraje y Mediación ULPGC) por incluirme nuevamente con un capítulo sobre la sostenibilidad turística en la segunda edición de la publicación «Los objetivos de desarrollo sostenible».
Es un placer compartir páginas en esta nueva edición con los demás autores: M.A. Serrano Pérez (Árbitro internacional, Univ. Complutense Madrid), E. Vilalta (Catedrático Derecho Civil, Univ. Oberta Catalunya), Mario Regidor Arenales (Docente de la UNED), Cristina Caja Moya (Jueza S. TSJC) y Alicia Millán, (Univ. Tres de Febrero Argentina).
Como los límites de turistas y/o de población vuelven a ser de gran actualidad en estos momentos, me permito exponer un extracto de dicho capítulo (pp. 205-208), donde se argumenta si sería correcto cuantificar un límite de turísticas o, por lo contrario, habría que considerar la población en su conjunto y, en tal caso, de qué manera:
Capacidad de carga turística y poblacional (extracto)
«Inicialmente, cuando se empezó a hablar de capacidad de carga en destinos turísticos en los años 80, el parámetro más utilizado para proyectarla fue la capacidad alojativa (número de camas del destino), argumentando que de la población flotante vinculada a esas camas (turistas) se desprendía la población directa- e indirectamente dependiente del Turismo, así como la inducida (la que le da servicio a ese volumen poblacional residente). Todo ello resulta lógico en una planificación poblacional a priori, antes del crecimiento del destino, pero no en una visión posterior en la fase de madurez, por lo que no nos sirve el número de camas regladas como único parámetro de medición o limitación.
Por tanto, cuando vemos con cada vez más frecuencia en medios la pregunta “¿cuántos turistas caben en las Islas?”, exponiéndose cifras al azar: 14, 15, 16 o 20 millones, tenemos que preguntarnos: ¿Es correcto cuantificarlo con los millones de turistas que nos visitan? ¿Es correcto apuntar hacia el Turismo como distorsionador del “equilibrio poblacional”? La respuesta a ambas preguntas es negativa. Cuando hablamos de millones de turistas, los estamos midiendo por llegadas y justamente ese parámetro no nos sirve para medir una “presión poblacional” (flotante, en este caso), pues depende de cuánto tiempo se queden. Por ejemplo, 14 millones de turistas con una estancia media de 7 días suponen las mismas pernoctaciones que 7 millones de turistas con una estancia de 14 días. Las llegadas, por tanto, no sería el parámetro indicado para cuantificar la carga.
¿Y si nos basamos en las pernoctaciones? Tampoco nos sirve este parámetro, pues el Turismo no es el único potenciador de flujos de población. Por ejemplo, en paralelo vienen a las Islas jubilados a residir, nómadas digitales como residentes temporales o permanentes y trabajadores foráneos para sectores como la construcción, al no encontrarse trabajadores entre la población local, habiéndose incluso ampliado las facilidades recientemente a la mano de obra extracomunitaria por la imposibilidad de cubrir las vacantes con residentes o comunitarios.
Para cuantificar la capacidad de carga es, por tanto, necesario dejar de enfocar solo la población flotante (turistas) y apuntar a la población total. En este sentido, las previsiones del INE proyectan la población residente de Canarias para el 2037 en 2,6 millones, lo que supondría un aumento en los próximos 15 años equivalente al que produjeron entre el 2000 y 2008 la primera moratoria junto con la burbuja inmobiliaria. Obviamente, la variable demográfica debe ser considerada en la futura planificación económica estratégica de Canarias.
Si enfocamos la totalidad de la población nos toparemos forzosamente con la evidencia de que no existe una capacidad de carga única, sino que hay varias, según el ámbito afectado. Las principales cinco son la medioambiental, la infraestructural, la social (desde el punto de vista del residente), la psicológica (desde el punto de vista del turista) y la económica. Algunas son cuantificables de forma muy técnica y precisa (por ejemplo, en la capacidad infraestructural el indicador “depuración de aguas fecales” puede ser puesto en relación a un número de población), mientras que otras son aproximables a través de encuestas, como por ejemplo la capacidad de carga social con encuestas periódicas a la población durante varios años y con varios rangos de respuesta, de manera que se puedan identificar variaciones, tal como propuso el Dr. Jafar Jafari, Doctor Honoris Causa de la ULPGC, en varias ediciones del Foro Internacional de Maspalomas Costa Canaria.
Durante la pandemia vivimos como los aforos de los restaurantes, transportes públicos, etc. iban variando por días o semanas en base a unos pocos indicadores (ocupación de camas UCI, índice de incidencia del Covid a 7 y 14 días, etc.). Si nos imaginamos eso mismo, pero con cientos de indicadores asociados, ya nos aproximamos a lo que significa la “capacidad de carga poblacional”. Esto ya nos indica que está en constante evolución, sea al alza o a la baja, y es imposible de cuantificar de forma estática. Por tanto, la capacidad de carga de un destino no se proyecta en una cifra estática (fija en el tiempo), sino se deriva de forma dinámica de la interacción de múltiples variables y la gestión que se haga de ellas. Más que obsesionarse en buscar una cifra fronteriza del Apocalipsis se trata de identificar todas las variables relevantes, entender su interacción y actuar en consonancia.
Por otro lado, cada isla reúne características muy diferentes en todos los ámbitos de las capacidades de carga (infraestructuras, etc.), por lo que deben ser consideradas por separado. No se puede volver a cometer el mismo error de las moratorias turísticas, el instrumento de intervención urbanística más radical, aplicadas todas ellas por igual a todo el Archipiélago.
Por tanto, el tiempo ha evidenciado que la capacidad de carga no es, tal como fue planteada en el pasado, un concepto estático aplicable de forma universal, sino más bien un concepto altamente dinámico que depende de la evolución de una gran batería de variables, pudiendo sólo ser identificada por microdestinos según la naturaleza de la saturación (p.ej. por poca capacidad de la infraestructura) y actuando aisladamente en consecuencia (p.ej. limitando por cupos los accesos de visita a Masca en Tenerife si los indicadores así lo sugiriesen), pero en ningún caso volver a cometer el error de legislar de forma totalitaria con una moratoria global.
En definitiva, en vez de buscar esa cifra mágica estática (y en todo caso errónea, como hemos visto) que sirva de titular demagógico para alguna intervención radical tipo moratoria turística o ley de residencia, se recomienda aproximar el “equilibrio poblacional” deseado actuando sobre todos los tipos de capacidad de carga, a la vez que definiendo una política de contención del crecimiento de población, es decir, aproximar desde dos lados el equilibrio.»
————————————————————-
El lector encontrará las propuestas más detalladas de aproximación a dicho equilibro en este artículo de mi blog: «Capacidad de carga: ¿Cuántos turistas caben en Canarias?» (noviembre, 2022). La respuesta sigue siendo la misma: «Los que seamos capaces de gestionar». A menos gestión, menos cabrán y más percepción de saturación tendremos todos. A más gestión, pues todo lo contrario.
En este contexto, también quiero agradecer a Javier Sheng Pang Blanco, periodista de Canarias 7, que haya tenido en cuenta mi opinión en sus dos artículos del pasado domingo sobre la supuesta masificación turística y la capacidad de carga poblacional:
«Garzón: «Cuantificar los millones de llegadas no sirve para analizar la verdadera presión poblacional», Canarias 7, 14.04.24.
«En diez años llegan 4 millones de turistas más y el ratio se sitúa en 1 por cada 5,3 residentes», Canarias7, 14.04.24.
No comments yet... Be the first to leave a reply!