¿Aumentaría un destino su competitividad turística saliendo de la Eurozona?
El escenario de la salida de Grecia de la Eurozona se hace cada vez más probable. La salida del euro y la vuelta al dracma griego conllevaría de inmediato una devaluación de la nueva moneda con relación al euro, la cual es estimada por diversos expertos economistas entre 40% y 60%. ¿Qué consecuencias tendría una devaluación para el sector turístico griego (o cualquier otro miembro de la Eurozona que salga)? ¿Lo hace más barato y, por tanto, más competitivo? Y, en tal caso, ¿sería un efecto económicamente sostenible en el tiempo?
Una mayor competitividad exportadora
Recientemente Xavier Canalis exponía en “Si Grecia sale del euro…tres consecuencias para el turismo” (hosteltur.com, 16.05) los efectos a corto-medio plazo de una salida del euro: Como efecto inmediato, se percibiría a Grecia “como un país con más incertidumbres, más inestable, golpeado por una tremenda conflictividad social. Y una imagen de inestabilidad significará que menos turistas viajarán a Grecia este año, al menos desde los mercados emisores maduros”.
A continuación, “si Grecia consigue ofrecer una imagen de estabilidad interna”, le seguirían a corto-medio plazo los efectos positivos de la devaluación de la moneda y Grecia volvería a ser un destino competitivo en cuanto a precio. Para los turistas europeos (con euros, libras esterlinas,..) los gastos extras en destino se abaratarían (si, por ejemplo, el dracma se devaluara un 50% el poder adquisitivo del turista aumentaría en la misma proporción, suponiendo una estabilidad de los precios). También se abarataría el paquete del viaje reservado en destino a través del touroperador, pues el mayorista automáticamente realizaría los pagos en la nueva moneda (o en base al nuevo tipo de cambio), trasladando la ventaja obtenida en el precio de compra de la cama al precio final del paquete turístico.
Ya en el pasado mes de noviembre TUI mostraba su intención de incluir cláusulas de garantía al respecto en los contratos con los hoteleros griegos: «en caso de que el euro dejara de ser la moneda (…) TUI está en su derecho de pagar las sumas en la nueva divisa según el curso de cambio establecido por el gobierno» (ver hosteltur.com 07.11.11). Según hosteltur.com (noticia del 25.05.12), TUI recientemente ha introducido este tipo de cláusulas en sus contratos para protegerse de posibles consecuencias de la vuelta al dracma (aunque no se especifica si las cláusulas determinan los pagos en dracmas a partir de la fecha del cambio o sólo aseguran las devoluciones de los prepagos de garantía en euros).
A corto-medio plazo, por tanto, se podría interpretar que una devaluación aumentaría la competitividad (por precio) para un destino turístico y, en general, para el poder exportador del país devaluado, es decir, las pocas exportaciones que realiza Grecia (queso de oveja, vino, aceite de oliva,..) serían más baratas para compradores en el extranjero y, por tanto, aumentarían.
La hiperinflación
Sin embargo, ¿sería sostenible para Grecia a medio plazo la ventaja competitiva (por precio) lograda a través de la devaluación? Mientras que las exportaciones (entre las que podemos contar el turismo) se harían más baratas, las importaciones se harían más caras, pues los griegos tendrían que pagarlas en euros (o dólares). Asimismo, con la salida del euro podría desaparecer para los griegos la presión de las reformas, por lo que los sindicatos, después de las negociaciones a la baja de los últimos dos años, podrían lograr importantes aumentos salariales, lo cual, en conjunto con el mayor precio de las importaciones, inevitablemente conduciría a una escalada de los precios en Grecia, todo ello en un más que probable contexto de tensiones extremas sobre el sector financiero y cada vez mayor dificultad para acceder a los mercados de capitales. El ex primer ministro griego, Lucas Papademus, recientemente vaticinó, para el caso de la salida del euro, una “hiperinflación y tensiones financieras extremas” (en La Provincia, 24.05). Estaríamos ante una inflación de dos dígitos que rápidamente se podría comer la ventaja competitiva obtenida a través de la devaluación, lo cual le daría un carácter temporal a esa ventaja competitiva del precio.
¿Competitividad turística es sólo precio?
Hasta ahora he comentado la competitividad turística contemplada sólo en relación al precio. Si bien el precio es un factor fundamental, la competitividad no sólo se basa en el precio. Los turistas no sólo viajan a Turquía o Egipto por los precios atractivos, sino también por factores como la modernidad de sus nuevos hoteles, la disposición al servicio de los trabajadores turísticos y sus atractivos históricos culturales; mientras que también viajan a países como España, a pesar de ser más caros, por factores como, por ejemplo, la calidad de las infraestructuras turísticas, la calidad del servicio turístico o la seguridad (política, física y sanitaria). Por tanto, además del precio, existen otros factores competitivos importantes, como los ejemplos mencionados. ¿Cómo afectaría una devaluación de la moneda a estos otros factores competitivos? He aquí algunas interpretaciones de posibles efectos:
Renovación hotelera: Los hoteleros, por un lado, verían aumentados sus costes de compras de materias primas importadas. Por otro lado, al firmarse los contratos con touroperadores con un año de antelación, es muy posible que el IPC (derivado de la inflación) aplicado en el momento de la firma del contrato sea inferior al de la temporada en curso. A menos que se estipulen precios variables con actualización permanente online (lo cual no permitiría publicar catálogos impresos con precios cerrados, tal como hizo Alltours hace algunas temporadas para “marear” a sus competidores), ello implicaría una pérdida de ingresos reales del hotelero, que, con el añadido del aumento de los costes, vería claramente reducidos sus márgenes, lo cual redundaría en una menor reinversión en el mantenimiento y renovación del establecimiento. Dejar de renovar un establecimiento es igual a ir perdiendo competitividad.
Renovación de infraestructuras turísticas: Grecia es un destino maduro con infraestructuras que necesitan actualización. ¿Habrá dinero público para la rehabilitación de infraestructuras turísticas? Recordemos que la deuda pública está suscrita en euros y, aunque sea condonada en gran parte en el momento de la salida de la Eurozona, a Grecia le costará más financiarse en el mercado. Es de prever que, si no se han rehabilitado infraestructuras en los últimos años, mucho menos se hará en tan delicada situación, al menos con dinero público. Un progresivo envejecimiento de las infraestructuras turísticas equivale a pérdida de competitividad.
Calidad del servicio turístico: ¿La salida del euro supondría también una salida de la Unión Europea? Los países que salgan de la Eurozona, todos ellos ahogados por el problema del paro, probablemente pretenderían aplicar políticas proteccionistas en cuanto a la contratación de mano de obra, favoreciendo la contratación de personal nacional, lo cual chocaría con la libre circulación de mano de obra en la Comunidad. De ser así, en caso extremo, el mercado laboral para Grecia se vería reducido al mercado laboral nacional. Las empresas helenas ya no podrían contratar al “mejor candidato”, sino sólo al “mejor candidato nacional”, lo cual resta competitividad en el área laboral. El argumento “trabajo para los nacionales” queda muy bien electoralmente, pero en términos económicos merma la competitividad empresarial.
Disposición al servicio turístico: Esta es una gran incógnita: ¿Cómo afectará el empobrecimiento poblacional a la disposición al servicio turístico (hospitalidad, amabilidad)? Al igual que la deuda pública, también costaría más pagar la deuda privada (hipotecas, créditos), lo cual, unido a la subida de precios de la cesta de la compra, resultaría en un empobrecimiento del ciudadano griego. En pasados meses habíamos visto que la intervención de la economía griega ha conducido a una “germanofobia”, con quemas de banderas e insultos alusivos al nazismo (ver post “Las incógnitas turísticas de Grecia”), si bien no se ha manifestado en el servicio turístico. La manifestación abierta de culpar de la situación al visitante ya no sólo restaría competitividad, sino que sería un suicidio turístico. Por otro lado, también es posible la actitud contraria, es decir, que se vea al sector turístico, y con ello al turista, como salvador de la economía y que, por tanto, se mantenga o aumente la hospitalidad y amabilidad hacia el visitante.
Seguridad: Destinos maduros como Grecia y España suelen caracterizarse por la seguridad (política, física y sanitaria). ¿Cómo afectaría un drástico empobrecimiento poblacional a la seguridad ciudadana? ¿Aumentaría la tasa de criminalidad? Asimismo, los destinos como España destacan frente a destinos emergentes por la seguridad sanitaria, factor especialmente importante para los segmentos de turistas mayores. ¿Se podrían mantener los servicios sanitarios al turista pactados en la UE? Una pérdida de seguridad, en cualquiera de sus áreas, afectaría gravemente a la competitividad turística, pues es uno de los factores diferenciadores de los destinos maduros.
¿Serían más atractivas inversiones del exterior?
Las exportaciones se abaratan, las importaciones se encarecen y ¿qué ocurre con las inversiones de fuera hacia Grecia? En principio se harían más atractivas, pues con el mismo capital se podría efectuar una mayor inversión. ¿Volverían a Grecia los capitales evadidos durante los últimos meses (al igual que en Argentina en el 2002)? Tal vez. Sin embargo, las inversiones dependen siempre de la seguridad jurídica que ofrezca el país a invertir. Un factor decisivo va a ser la estabilidad que transmita el nuevo régimen político, el cual resultará de las elecciones del 17 de junio. Recordemos que un partido político, que partía como partido de izquierda radical, tiene claras posibilidades de ganar las elecciones y, al margen de ello, la historia ha demostrado que situaciones de esta gravedad en muchas ocasiones han derivado en un régimen totalitario. La semana pasada el ex ministro Michalis Chrysochoidis decía: “Vamos hacia una guerra civil – no exagero” (en Focus, 21.05). Por muy atractiva que se hiciese una inversión por el cambio de moneda, el inversor se lo pensaría mucho si existiese la remota posibilidad de una nacionalización o expropiación de la inversión. La devaluación, por tanto, no garantiza por sí sola el flujo de nuevas inversiones desde fuera, si no va unida a garantías de seguridad jurídica.
El peligro de la “espiral devaluación-inflación”
Habíamos visto que, en primer lugar, el destino aumentaría su competitividad en precio y, posteriormente, esa ventaja sería parcialmente absorbida por la inflación. ¿Qué ocurriría si Grecia no lograra controlar la inflación y la ventaja competitiva fuese igualada? En tal caso tendría una moneda devaluada y un nivel de precios interno igual al de los países emisores de turismo, por lo que la competitividad por precio desaparecería y se vería obligada a volver a devaluar la moneda y podría entrar en una “espiral devaluación-inflación” que cada vez iría empobreciendo más al país.
En definitiva, estas interpretaciones muestran que a medio plazo existen varios factores que apuntan hacia una importante pérdida de competitividad turística (en varias de sus componentes) como consecuencia de una devaluación. Los efectos negativos sobre la competitividad serían bastante superiores a los positivos que se lograrían a través de la ventaja temporal en precio.
¿Podría estar España en la misma situación de Grecia?
En el hipotético caso de la salida de Grecia de la Eurozona, sería de esperar que los líderes destacados de la Unión transmitiesen al “mercado” un mensaje tranquilizador, asegurando que se trataría de una excepción y que no dejarían caer a otro país miembro. Todo dependería de cómo el “mercado” interpretase ese mensaje. En el caso de que interpretara la salida de Grecia como el principio de más salidas de miembros de la Eurozona, sería muy probable que se intensificara la fuga de capitales del sur al norte de Europa, lo cual haría cada vez más factible el escenario del “euro del norte”, es decir, una Eurozona compuesta sólo por algunos miembros de Europa del Norte con exclusión de los “países periféricos” (España, Portugal, Italia,…). Posiblemente España esté más cerca de la situación griega de lo que podríamos pensar.
¿Cuáles son las opciones? En el marco de la pasada ITB el Prof. Sinn, Presidente del Instituto Ifo, estimaba que (con excepción de Grecia, para la que no vio solución alguna) la única opción de los países periféricos es la devaluación interna (sin salir del Euro) de aprox. un 30% con relación a Alemania, es decir, bajada (o menor aumento) de precios, salarios y márgenes, a la vez que los países más competitivos apreciarían internamente a través de subidas salariales y aumento de precios, tal como se está previendo en Alemania, donde incluso se debate ahora el permitir una inflación de hasta el 4%, e incluso del 6% (en Wirtschaftswoche, 26.05). En España se está actuando en el sentido devaluador señalado, pero los drásticos recortes en sanidad, servicios sociales, educación e investigación evidencian las consecuencias de querer hacer en pocos meses lo que normalmente se debería hacer en varios años (recordemos que Alemania lleva bastantes años de reformas aumentando su productividad; sólo cabe recordar la “agenda 2010” del valiente canciller Schröder, que le costó en 2005 convocar elecciones anticipadas y el final de su carrera política).
En definitiva, la devaluación interna dentro de la Eurozona se evidencia como un mal menor, a pesar de conllevar procesos muy dolorosos, pues la otra opción, la devaluación fuera de la Eurozona, tendría consecuencias negativas de impredecible magnitud, tanto para la competitividad turística, como para la economía en general del país saliente.
Artículos y noticias relacionadas:
”Si Grecia sale del Euro… tres consecuencias para el turismo”, Xavier Canalis, en hosteltur.com, 16.05.2012.
”TUI quiere modificar sus contratos con los hoteles griegos”, en hosteltur.com, 07.11.2011.
”TUI introduce cláusulas en sus contratos con los hoteleros griegos”, en hosteltur.com, 26.05.2012.
”Thomas Cook prevé una oleada de reservas a Grecia cuando salga del euro”, en hosteltur.com, 31.05.2012.
«Rescate o salida del euro, las opciones que tiene España», Esther Mascaró, hosteltur.com, 25.07.2012.
«Planes para el adiós al euro», Miguel Ángel García Vega (El País), en hosteltur.com, 14.08.2012.
Análsis relacionados:
«Leaving the euro: A practical guide», Capital Economics, Roger Bootle, 4 de junio 2012.
Posts relacionados en este blog:
”Crónicas de la ITB 2012 (1): Europa”, 20 de marzo 2012.
”Las incógnitas turísticas de Túnez, Egipto y Grecia en el 2012”, 22 de febrero 2012.
Muy interesante Antonio, Muchas felicidades!!
Buenas tardes Señor Garzón,
Interesante y extenso artículo.
Supongo que Grecia cuenta con una primera inyección importante e inicial. Posteriormente sería también previsible una inflación que supondría un nuevo retroceso por la pérdida de interés inversionista en un país «en saldo», que sumiría al país en el doble problema de una inflación y estar fuera de la eurozona.
EEUU devaluó su moneda respecto al euro para mejorar su balanza comercial y han conseguido mantenerse. Países como Cuba, China u otros del Sudoeste Asiático tienen monedas débiles pero cuentan con poder ejercer un proteccionismo económico manteniendo a su población bajo un estilo de vida alejado del estilo del bienestar occidental.
Supongo que Grecia trabajará precisamente para intentar contener la inflación a base de convencer a sus paisanos de la necesidad de continuar con el cinturón apretado.
Lo iremos viendo.
Saludos,
Luis